viernes, 23 de mayo de 2014

cicatrices

con Lucio en panza me vinieron a la mente miles de cosas. qué digo a la mente, mejor dicho al alma. cicatrices que no dejan de supurar, que nunca se cerraron. me cuesta poner en palabras todo esto, es tan profundo y confuso y claro, creo que se me apareció como una epifanía. el lunes después de clase de yoga, de hablar con ana la partera. de que ana me dijera "ellos no te dejaron porque vos les permitiste que te lo hicieran". mi historia de primer parto no fue de ensueño. terminó bien, pero el primer mes de vida de Vera fue tortuoso para mí. la inne-cesárea, la teta, la infección, la nueva operación, la teta. y en el medio mamábebé, tan jamón del medio, tan poco protegidas por un sistema médico que dice que te cura.
cuando me enteré que Lucio venía en camino no pensé que iba a poder sobrellevarlo. necesitaba -y necesito- mucha fortaleza para atravesar una situación que fue por demás traumática. y con tan poco tiempo la una de la otra, no estaba segura de poder. segura de poder parir.
la inconciencia del primer embarazo era hermosa. me decía a mí misma "las mujeres podemos parir, sabemos parir, voy a poder parir".
lo sensación más amarga que me quedó del parto de Vera es que no pude parirla. no pude defender mi parto, no supe, no quise aterrada.
la sensación es justamente esa: que no quise pero a la vez que me robaron el parto. que me robaron la primera mirada de mi bebé, sus primeros momentos de vida. innecesáreamente.
la cicatriz es mucho más grande que la física. es de esas cicatrices que te marcan para siempre, que de hecho no pensé que se pronunciaban tan hacia la raíz a esta altura de mi vida. es una cicatriz como las cicatrices fundantes.
pero ahora hay un nuevo bebé y una nueva oportunidad que llega cuando menos una lo espera. esas oportunidades que no podemos rechazar porque la oferta es muy tentadora aunque difícil y costosa.
esto requiere mucho más de mí de lo que puedo llegar a imaginar.
nadie me roba el parto esta vez. mamá loba que defiende a sus cachorros y al que no le guste se lo come.
es el trabajo de parto más largo de mi vida.

Poder es poder parir