"no cierra una herida una campana. una campana no cierra una herida. me voy a ver los fuegos -dijo- con la gente de negro que vino de muy lejos a ser cuerpo presente. sí -dije- vé, vé, vé (sintiéndome, oh siempre, en el centro exacto del abandono). vi sus ojos en el sonido de la tormenta, en los colores ardiendo como pájaros muy efímeros. que se vaya -me dije. yo no pretendo, no intento, no comprendo. no me dejes -dijo- no me exilies de ti. en lo alto, en lo puro del abandono. llamarme a mí pequeña abandonadora. antes de aparecer vi sus ojos no comprendiendo. trémulo gesto de mi cara para ir a llorar importantemente en la noche del no se sabe quién es abandonado".
a.p., prosa completa. los recortes son míos.
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