con lagañas en los ojos, salgo de casa temprano, tipo 7:40. entre tinieblas, al tanteo, voy tropezandome con piedras, cadáveres de pajaritos, escombros. llego, tarde como de costumbre, apenas reconociendo la puerta de entrada. en todo el trayecto, quince cuadras que separan mi nueva casa del yugo diario, no me cruzo con nadie. raro...
me tomo un segundo antes de entrar, respiro hondo. instantáneamente toso.y casi no paro. cuando escasamente me repongo, me tomo el trabajo de intentar abrir la puerta, mirando como siempre mi reflejo cómplice en el vidrio que separa el adentro y el afuera. no me encuentro, mi reflejo no está.
inmediatamente recuerdo todo ese asunto del alma, que suele tenerme sin cuidado. miro por primera vez en el día a mi alrededor...
o todo desapareció, o estoy en el cielo.
o algún gracioso se puso a hacer fuego y no calculó el alcance del humo.
qué macana.
qué julepe.
me tomo un segundo antes de entrar, respiro hondo. instantáneamente toso.y casi no paro. cuando escasamente me repongo, me tomo el trabajo de intentar abrir la puerta, mirando como siempre mi reflejo cómplice en el vidrio que separa el adentro y el afuera. no me encuentro, mi reflejo no está.
inmediatamente recuerdo todo ese asunto del alma, que suele tenerme sin cuidado. miro por primera vez en el día a mi alrededor...
o todo desapareció, o estoy en el cielo.
o algún gracioso se puso a hacer fuego y no calculó el alcance del humo.
qué macana.
qué julepe.
2 comentarios:
cof cof!
pasaba por acá ...
si el humo me deja, me quedo husmeando un poco mas...
Se fue el humo!
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